Amada
A la Iglesia de Jesucristo del último tiempo, a los santos de todo pueblo, lengua, tribu y nación. A la Amada que en breve será arrebatada, a la novia de la palabra, a la Esposa virtuosa que es corona para Cristo, su Esposo (Proverbios 12:4),al Cuerpo de Cristo, como la llamó por él Espíritu Santo, nuestro Amado hermano Pablo Apóstol enviado por Dios, el Padre, en él nombre de nuestro Señor y salvador Jesucristo a nosotros los gentiles, a los hijos de Dios.
Hermanos en Cristo Jesús:
Nosotros lo amamos a él, porque él nos Amó primero. El Señor Jesucristo en su palabra nos dice: "Amados, amémonos unos a otros; porque el Amor es de Dios. "Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios" (1 Juan 4:7).Todo aquel que ama es nacido de Dios, nacido de nuevo, nacido del agua y del Espíritu Santo de Dios, es una nueva criatura en Cristo Jesús. Las cosas viejas todas pasaron y en él todas son hechas nuevas, porque nuevas criaturas somos.
¡Aleluya, alabado sea el Señor, el Señor viene!
…Cristo viene, él viene, él vive y nosotros vivimos en él. Nuestro amado hermano Pablo dijo por el Espíritu Santo: "Yo vivo porque Cristo vive"; "Para mi, el morir es ganancia y el vivir es Cristo. No vivo yo, Cristo vive en mi". Y si Cristo vive en nosotros debemos reflejar su fruto espiritual mas grande, que es el Amor. Amar como él amó, ser a su semejanza, reflejar su imagen, con frutos de su Espíritu Santo (Gálatas 5:22), porque... "Por sus frutos los conoceréis." En esto sabrán que sois verdaderamente mis discípulos si permaneciereis en mi palabra, si tuviereis amor los unos por los otros; si el fruto de su Amor, él “vinculo perfecto”, que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo señorea nuestra vida entonces el mundo sabrá que somos sus verdaderos discípulos, lavados de todo pecado por su sangre preciosa, "porque su amor cubre multitud de pecados".
Si este fruto bendito del Amor esta en nosotros, no en dichos, sino en hechos. No oidores, sino hacedores; "cristianos de hechos" y no "cristianos de dichos”, entonces las palabras del Apóstol Pablo cobraran valor en nuestra vida, haciéndose vida en nosotros, pudiendo decir entonces:
¡No vivo yo Cristo vive en mí!
¡Ayúdanos Señor! Si logramos por la Gracia de Jesucristo vivir el Evangelio y dar por Gracia sus frutos, de los cuales el más grande es el Amor -"La preeminencia del Amor" (1Corintios 13); "Porque, Dios es Amor" (1 Juan 4:
. ¿Entonces muchos nos preguntaran? Hay un hecho, o una historia, no sé, Dios lo sabe todo, que recibí de unos hermanos cristianos por Internet, dice que:
“Un grupo de vendedores fueron a una convención de ventas. Todos le habían prometido a sus esposas que llegarían a tiempo para cenar el viernes por la noche, sin embargo la convención termino un poco mas tarde de lo previsto y llegaron retrasados al aeropuerto.
Entraron todos con sus boletos y portafolios corriendo por los pasillos, de repente sin querer uno tropezó, con una mesa que tenia una canasta de manzanas.
Las manzanas salieron volando por todas partes. Sin detenerse ni voltear para atrás, los vendedores siguieron corriendo, y apenas alcanzaron a subirse al avión.
Todos, menos uno.
Este se detuvo, respiró hondo, y experimento un sentimiento de compasión por la dueña del puesto de manzanas, le dijo a sus amigos que siguieran sin él, y le pidió a uno de ellos que al llegar llamara a su esposa y le explicara que iba llegar en un vuelo mas tarde.
Luego se regresó al terminal y se encontró con todas las manzanas tiradas por el suelo, su sorpresa fue enorme al darse cuenta que la dueña del puesto era una niña ciega, la encontró llorando, con enormes lagrimas corriendo sobre sus mejillas. Tanteaba el piso, tratando en vano de recoger las manzanas tiradas, mientras la multitud pasaba vertiginosa, sin detenerse, sin importarle su desdicha.
El hombre se arrodilló junto a la niña, juntó las manzanas, las metió a la canasta y le ayudó a montar el puesto nuevamente, mientras lo hacia se dio cuenta que muchas se habían golpeado y estaban magulladas ,las tomó y las puso en otra canasta, cuando terminó ,sacó cien pesos de su cartera ,y dijo a la niña:
-“Toma por favor este dinero, por el daño que hicimos. ¿Estas bien?”
Ella llorando, asintió con la cabeza. Él continúo diciendo. - Espero no haber arruinado tu día...
Y conforme con lo que había hecho, empezó a alejarse
Antes de alcanzar a perderse entre la multitud del terminal, escuchó a la niña decir. - ¡Señor, señor! ¿Es usted Jesús…?
Él se paró en seco y dio varias vueltas, antes de dirigirse a abordar el otro vuelo, con esa pregunta quemándole el alma.
¿Es usted Jesús?
Si pudiéramos por un momento detenernos y meditar en esto. Si lográramos hacer, como hizo el hombre de esta historia, como lo haría un "cristiano valiente". Dejar por un segundo, el compromiso personal, familiar (con su esposa), de negocios con el mundo, abandonar un poco nuestro pequeño mundo personalista y materialista, para poner por obra las enseñanzas de Jesús, los mandamientos de Dios, de Amar a Dios por sobre todas las cosas de este mundo ¡y a nuestro prójimo como a nosotros mismos!
De hacer con los demás lo que quisiéramos que ellos hicieran con nosotros, poniendo por luz y vida su Evangelio, "llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo", haciendo el bien sin pensar a quien, desinteresadamente ¡solo por Amor de Jesús!. Sin hacer diferencia de personas, porque Dios no hace acepción de personas. Él Ama a todos los hombres por igual y quiere que todos nos arrepintamos para ser salvos por su amado hijo Jesús.
Este hombre valiente se detuvo para ir en ayuda de su prójimo que no conocía, una niña ciega estaba ahí golpeada por el mundo y sus afanes, la multitud indolente corría a su alrededor, nadie se detenía, ha nadie parecía importarle y tirada en el piso buscaba a tientas sus manzanas (su sustento), sus sueños, sus anhelos estaban en el suelo dañados y a nadie le importaba, asimismo muchos hijos de Dios en este tiempo están ciegos espirituales como esta niña caídos de la Gracia, golpeados, dañados, con sueños rotos buscando a tientas su sustento en medio de un mundo de tinieblas indolente, sumergidos en una multitud de miedos, temores y depresiones, se sienten solos y desamparados.
¡Así era nuestra propia vida sin Jesús!
Así era mí vida sin Jesús, así estaba mi vida antes de conocer a Jesús, y clame y el me respondió, y vino en mi ayuda, no me dejó solo, ni desamparado. Él tuvo misericordia de mí, como ha tenido de ti. Como el hombre de la historia ayudo a esa pequeñita ciega, Jesús hizo por mi, por ti y ¡por toda su Iglesia Amada!, muriendo por todos nosotros en la cruz del calvario.
ÉL tomo en sus manos las manzanas dañadas por la vida, cargo nuestros pecados; dolencias y enfermedades; tomo los sueños rotos y todos nuestros anhelos. ¡Nos sanó el alma y nos dio vida eterna!
¡Por eso yo amo a Jesús!, él es el que ama mi alma, ¡mí amado!, en él confiare, por eso lo sirvo y lo alabo, porque él nos Amó primero.
Este hombre valiente actuó como Jesús, reflejó la luz de su Amor en los ojos ciegos de la niña, por eso ella preguntó gritando - "Señor, Señor, ¿ES USTED JESUS?"
Dios quiera, y esta es mi oración, qué la Iglesia cristiana se levante, se arrepienta ¡y se convierta al Amor de Jesucristo y su palabra!, para que refleje la luz del Evangelio del Reino, en muchos ojos ciegos que aún no conocen a Jesús por su palabra, qué muchos ciegos vean, qué muchos hijos nazcan de Dios, de su Espíritu, de su palabra, de su misericordia y de su Amor. Y muchos nos pregunten... ¿Eres tú, Jesús?, y podamos nosotros responder somos su Iglesia, su Amada.
Amén.
Si aún no haz recibido la vida de Jesús en tu vida para ser su Amada, si no haz recibido a Jesucristo, como Señor y salvador de tú vida, para nacer del agua y del Espíritu. O si un día lo recibiste y después te apartaste, si quieres volver a casa del Padre como lo hizo él hijo prodigo, puedes hacer conmigo, esta sencilla oración de fe. (¡Pero debes hacerlo con todo tu corazón!), di conmigo:
“Padre en él nombre de Jesús, te pido perdón por mis pecados, porque he pecado de muchas maneras contra el cielo y contra ti. Señor, me arrepiento de mis pecados, te pido perdón, y abro mi corazón, y te recibo Jesucristo como mi Señor y salvador para ser tu Amada”
Amén y amén.
¡Gloria a Dios!