Hace muchos años, un hombre rico fue a cazar patos con un empleado llamado Sam.
Llevaron consigo un caballo y un carruaje, y por el camino se le salió
un aro a una de las ruedas. Mientras Sam lo martillaba para ponerlo de
nuevo en su lugar, accidentalmente se
ó un dedo. De inmediato
pronunció algunas malas palabras. Rápidamente se puso de rodillas y
pidió perdón a Dios. Oró diciendo: " Señor, ¡es tan difícil a veces
vivir la vida cristiana! ".
"Sam -dijo el hombre- sé que eres cristiano, pero dime ¿por qué luchas así? Yo soy ateo y no tengo problemas como ese."
Sam no supo qué decir. Justo entonces, dos patos volaron por encima de
ellos. El hombre levantó su arma y se escucharon dos tiros.
" Deja al muerto y ve tras el pájaro herido " -gritó. Sam señaló al
pato que estaba aleteando desesperadamente para escapar y dijo: " Jefe,
tengo una respuesta para usted. Usted dijo que mi cristianismo no es
bueno porque tengo que luchar así. Y bien, yo soy el pato herido y
lucho por alejarme del diablo. Pero jefe, ¡usted es el pato muerto! ".
Esa reflexión encaja con la descripción de Pablo de su experiencia
cristiana en Romanos 7. La lucha es una evidencia de la obra de Dios en
nuestra vida. El perdón de pecados está disponible, así que no te
desesperes.
Recuerda: los patos muertos no revolotean. -DJD
Romanos 7: 14-25
...porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago.
Fuente: Nuestro Pan Diario 2005