Un estudio de la Universidad Brigham Young, publicado por el «Journal of Drugs Issues» demuestra el beneficio social que se obtiene al tener convicciones y valores religiosos. Según el estudio con creencias, los jóvenes abusan mucho menos del alcohol, el tabaco y las drogas. Stephen Bahr, uno de los autores del estudio, recalca que «no importa cuál sea la denominación religiosa concreta, hay un efecto independiente: los jóvenes religiosos tienen menos riesgo de drogarse, incluso si sus amigos sí lo hacen».
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Los sociólogos distinguen entre las drogas fuertes e ilegales, como la cocaína y la heroína, y las legales y el hachís. Fumar tabaco, marihuana y emborracharse está muy tolerado por la sociedad juvenil. Es aquí donde la creencia religiosa defiende al joven creyente: «No me importa si está de moda y todos lo hacen; yo no», dicen estos jóvenes.
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Creo que es una buena noticia, ya que lo que tanto predicamos se ve validado por investigaciones profesionales.
No bajemos los brazos, Firmes y Adelante.