3- LAS MALDICIONES GENERACIONALES.Pasemos ahora a tratar, la relación directa, que estas prácticas
tienen con las maldiciones generacionales y que afectan a familias
enteras, como también a individuos que sinceramente buscan hacer la
voluntad de Dios.
A cuantos cristianos sinceros conocemos que asisten regularmente a la
iglesia y se esfuerzan con todo su corazón por vivir en santidad… y sin
embargo sus esfuerzos parecen condenados al fracaso, vez tras vez. Nada
parece salirles bien.
O por ejemplo, escuchar algo como esto: “mi vida marchaba muy bien
hasta que acepté a Jesucristo… ¡luego todo lo malo que podía pasarme, me
pasó!”.
Sí, es cierto, puede estarle pasando a usted hoy. Múchos no pueden
comprender que es lo que está pasando.
También están los cristianos que batallan año tras año con toda clase
de enfermedades y accidentes catastróficos.
Familias atormentadas por problemas tales como enfermedades mentales,
suicidios, alcoholismo, enfermades físicas, divorcios, incestos y
pobreza.
Esto afecta tanto a personas como también a iglesias, que batallan
por años, no pueden crecer o se dividen constantemente y hasta algunas …
se cierran!!
Todo esto se debe a maldiciones que por ignorancia no han sido
quebrantadas.
Definición: maldición, es una imprecación que se
dirige contra una persona o cosa, manifestando enojo y aversión hacia
ella, y muy particularmente con el deseo de que le venga algún daño.
Maldecir: hechar maldiciones sobre una persona.
El propósito es causarle mal y ruina y ha veces hasta la muerte.
La ignorancia no es una bendición: “Mi pueblo fue destruido, porque
le faltó conomiento”. Oséas 4:6
La palabra “maldición”, en sus diversas formas, se encuentra mas de
230 veces en la Biblia. En hebreo hay seis palabras diferentes y en
griego hay tres palabras distintas que se traducen como “maldición”.
Dando a conocer diversos aspectos de la maldición. Sin duda que
cualquier tema de la Biblia que tenga un énfasis tan extenso merece
nuestra atención.
Además, es obvio, que en muchas personas escacean las bendiciones de
Dios en sus vidas, como explicábamos anteriormente.
La ausencia de la bendición de Dios es prueba de una maldición. Somos
malditos o bendecidos: no hay términos medios.
Debemos determinar el “si” y el “por qué” estamos bajo una maldición y
estar seguros de lo que debemos hacer para echar atrás esa condición.
DIOS, EN NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, NOS HA DADO GRANDES PROVISIONES
PARA PASAR DE LA MALDICION A LA BENDICION.
A) CARACTERISTICAS:1- Son reales: La Biblia afirma su realidad cuando
Dios mismo dice que El: “…visita la iniquidad de los padres sobre los
hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta
generación”. Exodo 34:7
Y como los israelitas veían que estas maldiciones pasaban a sus
desdendientes, inventaron este dicho: “… Los padres comieron las uvas
agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera”. Ezequiel 18:2
En otras palabras, los hijos sufrían por los pecados de sus padres.
Las maldiciones generacionales impuestas por Dios, eran verdaderas. Hay
muchos relatos bíblicos que nos muestran la realidad de las maldiciones y
no podríamos detenernos en todos.
2- Maldiciones generacionales:“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros,
que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la
maldición; escoge, pues, la vida, PARA QUE VIVAS TU Y TU DESCENDENCIA”.
Dt. 30:19
Cuando el hombre escoge andar en obediencia con Dios, se le aseguran
las bendiciones de Dios sobre su vida; y estas bendiciones pasarán a sus
hijos y a los hijos. No así, cuando el hombre elige ignorar los
mandamientos de Dios, o en forma abierta se rebela contra las leyes de
Dios, será maldito al igual que su descendencia.
“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que este arriba en el
cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No
te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios,
fuerte, celoso, que VISITO LA MALDAD DE LOS PADRES SOBRE LOS HIJOS HASTA
LA TERCERA Y CUARTA GENERACION DE LOS QUE ME ABORRECEN, Y HAGO
MISERICORDIA A MILLARES, A LOS QUE ME AMAN Y GUARDAN MIS MANDAMIENTOS”.
Exodo 20:4-6
Dios se comunicó en el Sinaí y le dio los diez mandamientos. En
ellos, Dios prohibió la idolatría bajo la pena de una maldición que iba a
pasar hasta la “… tercera y cuarta generación”, (Ex. 34:7). Supongamos
que un hombre comete el pecado de idolatría (que incluye lo oculto).
Además, supongamos también, que él y cada uno de sus descendientes por
cuatro generaciones tienen tres hijos cada uno. Esto eleva la cantidad
hasta cuarenta descendientes que estarán bajo la maldición puesta por la
iniquidad de un antecesor.
Si regresamos al árbol genealógico, cada uno de nosotros tiene dos
padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos y dieciseis tatarabuelos – es
decir, un total de treinta antepasados de los cuales posiblemente, se
derivan las maldiciones. Al buscar la causa de las maldiciones con esta
luz, es fácil ver que una persona puede perfectamente sufrir toda clase
de maldiciones debido a pecados de sus antecesores.
La Santa Biblia en la segunda parte del capítulo 28 de Deuteronomio,
enumera varios efectos comunes como consecuencias de las maldiciones,
que por otra parte, siempre están ligados a la desobediencia, ellos son:
1- Pobreza o insuficiencia financiera completa.
2- Esterilidad e impotencia, así como abortos y otras complicaciones
en el área de la reproducción.
3- Fracasos en planes y proyectos.
4- Enfermades y dolencias, sobre todo afecciones crónicas y
hereditarias.
5- Muertes prematuras y muertes por causas no naturales.
6- Vidas con traumas, siempre se va de una crisis a otra.
7- Quebrantos mentales y emocionales.
8- Ruptura de las relaciones familiares e inclusive divorcios.
9- Obstáculos espirituales para oír la voz de Dios, percibir la
presencia del Señor, comprender la Biblia, concentrarse en la oración y
la ausencia de dones espirituales.
Ya dijimos anteriormente, acerca del dícho que los judíos habían
inventado. Sin embargo, Dios declaró que llegaría el tiempo cuando este
dícho iba a dejar de ser apropiado. Su pueblo iba a entrar bajo un
“pacto nuevo”. Dios mismo escribiría su ley en “sus corazones”, y todo
hombre sería directamente responsable de sus propios pecados, (Jer.
31:29-33). Este nuevo pacto es la gracia provista por nuestro Señor
Jesucristo, cuando vertió su sangre preciosa a favor de la humanidad.
La gracia no significa que una maldición ya no vuelve a pasar a las
generaciones siguientes. Significa que por medio de la muerte redentora
de Jesús, Dios ha provisto un remedio para la maldición.
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros
maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado de un
madero)”. Gál. 3:13. Cualquier persona que tenga evidencias de
maldicones generacionales que obren en su vida. Debe apropiarse de las
provisiones de la cruz. Debe confesar sus propios pecados y los pecados
(conocidos y desconocidos) de sus progenitores y antepasados. Los
efectos de las maldicones no son otra cosa que parte de las obras del
diablo que Jesús vino a destruir, (1 Juan 3:
. Los demonios han
perpetuado maldiciones que ahora se pueden echar fuera y cancelar. ¡Se
les debe ordenar salir en el Nombre de Jesús!