Un león, desgastado con los años e impotente ante su enfermedad, yace en la tierra a punto de muerte.
Un jabalí se precipitó sobre él, y vengó con un
de sus colmillos una herida mucho tiempo atrás recibida.
Poco después el toro con sus cuernos lo corneó como a un enemigo.
Cuando el asno vio que la bestia enorme podría ser atacada impunemente, él lo pateó en su frente con sus talones.
El León, que expiraba dijo: "He tolerado de mala gana los insultos de
los valientes, pero ser obligado a soportar tal tratamiento de ti, que
eres una desgracia de la naturaleza, es en efecto sufrir una doble
muerte".
Nada molesta más a los poderosos que ser humillados por los débiles.
Fábula de Esopo
Si bien a primera vista, la fábula de hoy pareciera enfocar la
injusticia y el abuso del imposibilitado, en verdad nos recuerda la
realidad de una justicia superior... la de Dios. Y es que todos
necesitaremos dar cuenta de nuestros actos delante de Él... algunos
antes y otros después.
El cómo utilizamos los recursos y talentos que Dios coloca en nuestras
manos es asunto que debe ser enfrentado con sobriedad ya que algún día,
al ser demandado de nosotros nuestra mayordomía terrenal, veamos a
otros que, con muchísimo menos, sean felicitados por nuestro Señor con
las preciosas palabras de la Escritura:
"Buen siervo fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré..."
Esa sería la más terrible humillación de aquellos que hemos sido
bendecidos de este lado del cielo con tanto más que los demás. Pero no
tiene porqué ser así... enmendemos nuestros caminos y seamos de
bendición a los demás. Que el Señor les bendiga.
Raúl Irigoyen. Pensamiento del Capellán