Esta mañana me detuve a contemplar el tipo de regalo
que podría traer a los pies atravesados por clavos de mi bondadoso Rey
Celestial.
Él me ha dado la vida misma y las bendiciones que
tanto aprecio, pero me temo que no pude pensar en nada apropiado.
Cada vez que le doy algo, Él más que duplica el
retorno...
Le di mi debilidad... Él entonces confirmó que Su
fortaleza estaría siempre allí para que me pudiese aferrar.
Le di mi vida destruida... Él me dio una renovada.
Le di mi dolor y quebranto de corazón, todo lo que
aquejaba mi cansada alma... Él me dio esperanza y felicidad, y restauró
todo mi ser.
Le di todas mis dudas y temores, las cosas que me
estorbaban mi diario servicio en Su nombre... Él las hizo irse.
Le ofrecí mi débil voz para cantar Sus alabanzas en
canción... Él llenó mi corazón con una melodía que durará toda mi vida.
Le ofrecí mis manos para servir, para ayudar a
aquellos en necesidad... Él me dio el
para usar estas
herramientas para que pudiera lograrlo.
Le di mi vida por completo para mostrar Su luz a un
mundo en tinieblas... Él me dio un testimonio maravilloso, una manera de
compartir Su luz.
Le ofrecí mis ojos para ver todo lo que pudieran
captar... Él me mostró un mundo de temor, infelicidad y pecado.
Por cada regalo que le di, Él me regresó
instrucciones para sus usos... posibilidad ilimitada para alcanzar a un
mundo que necesita hallar al Salvador que yo encontré. Así que más y más
le sirvo, ya que a Él, en amor, estoy encadenado.
Beth Fisher, usado con permiso
Fuente: Inspirational Christian Stories
Dios me dió el más grande regalo su Hijo...y su Hijo
me dió el más grande regalo su perdón. Cuando quiero darle algo, él
nuevamente me sorprende.
Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús
seremos salvos, de igual modo que ellos. Hechos 15:11
Pero al que obra, no se le cuenta el salario como
gracia, sino como deuda. Romanos 4:4
Pero el don no fue como la transgresión; porque si
por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho
más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un
hombre, Jesucristo. Rom 5:15