EN primer lugar los saludo con la paz de Dios.
Uno de mis testimonio. Como hizo El Señor para que el fundamento de mi vida fuera El, solo El, por siempre El Señor Jesucristo, Hijo del Padre celestial.
Cierto día en el mes de diciembre, me descompuse, me llevan al médico.
Dijeron que era algo sin mayor importancia.... pero al estar desconcertados los médicos deciden enviarme aun ciudad cercana con un diagnostico confuso...
Al verme un especialista, dice es una pequeña obstrucción intestinal, veinte minutos de operación dos días de internación y te vas a tu casa...
Al abrir mi vientre... había un litro de pus, la gangrena había tocado mis intestinos, la vesícula, y las, paredes del estomago.
El primer día de operada fue sin mayor complicación. El segundo sobre el medio día sentí que algo se deslizaba por mi piel como si una seda corriera por todo mi cuerpo. Pedí a mi hermana carnal; en ese momento me acompañaba, llamara al médico según mi parecer era que se me bajaba la presión...en ese momento entre en agonía.... llamaron urgente a mi esposo, el médico le dijo así.. ---lo sentimos mucho, no pudimos hacer nada la infección fue muy grande, su esposa se nos muere---Mi esposo gran varón de Dios, contesto---- no doctor mi esposa no va a partir, mi Dios no me aviso---- El médico dio media vuelta y se fue... dejando este "LOCO"
Para no ser muy extensa les diré: para la honra y la gloria de Dios, a las 21 p.m. volvía por misericordia a la vida---
Ese médico al despedirme me dijo: he visto personas con mucha fe pero nunca como la de tu esposo; llegue a pensar que en su dolor hablaba.
Mi diagnostico fue: Peritonitis gangrenosa. ( cinco días viví con el apéndice reventado)
Hoy 33 años después; doy gracias infinita a nuestro Señor que alargo mis días.
Ana Maria
Justificados, pues, por la fe,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes,
y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones,
sabiendo que la tribulación produce paciencia;
y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
y la esperanza no avergüenza;
porque el amor de Dios
ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Romanos 5:1-5